EL ESTADO DE NABARRA Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA

EL ESTADO DE NABARRA Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Aitzol Altuna Enzunza

Este famoso cuadro de Delacroix en realidad representa la Revolución de 1830 Trois Glorieuses contra el rey absolutista Carlos X Bourbon, mucho más popular que la de 1789.
https://es.wikipedia.org/wiki/La_Libertad_guiando_al_pueblo

Karl Marx: "De entre todas las provincias en que las Cortes conservaban un poder real en el tiempo de la invasión francesa, únicamente Nabarra había conservado la vieja costumbre de convocar las Cortes por Estados. Mas, entre los vascos, las corporaciones, casi totalmente democráticas, incluso no admitían al clero".

El reino baskón de Nabarra continuó reducido en el norte pirenaico tras la brutal conquista y posterior represión de la parte peninsular (1200-1512), para ser aplastada su libertad por Francia en 1620 con el Edicto de Unión del Bourbon Louis XIII y la entrada del ejército francés, pero mantuvo su Corte unida a la del Beárn, así como su Fuero o Constitución, para desaparecer durante la Revolución Francesa.

La ilustración era un movimiento intelectual desarrollado en el siglo XVIII y caracterizado por el racionalismo de la clase burguesa en su momento de ascenso al poder y la consecución del capitalismo, su mayor aportación al mundo. Hay antecedentes de revoluciones burguesas en Suiza, Flandes y Holanda en esas mismas fechas. Aunque el movimiento nació en el Reino Unido, tuvo su culminación con el Enciclopedismo francés, que dio hombres como Diderot, Concorcet, Voltaire, el suizo Rousseau o el gascón Montesquieu con su división del poder político siguiendo el modelo inglés.



Una de las principales aportaciones de los enciclopedistas es la racionalidad en todos los aspectos de la vida cuestionando los fundamentos políticos y teológicos del régimen absolutista, como la divinidad de los reyes y el obedecer a su poder absoluto, se cuestionan también la nobleza e incluso el clero.

El Enciclopedismo promovió el mercantilismo (proteccionismo) en lo económico para una Francia en crisis económica y planteamientos republicanos en lo político. En un principio se pretendía cambiar el absolutismo por una monarquía parlamentaria como había ocurrido en cierto modo en Estados Unidos pero con un rey como Jefe de Estado.

Jacque Louis David
Juramento del Jeu de Paume o frontón

Los Estado Generales eran convocados por los reyes franceses para tratar asuntos de Estado a partir del siglo XIV. Durante el siglo XVI los Estado Generales actuaron como meros sancionadores de la política fiscal de los monarcas franceses y fueron testigos de la consolidación del Estado absolutista francés. 

Es por ello que en 1778 para hacer frente a la crisis económica que provocó -entre otras muchas cosas- la participación de Francia en la Guerra de la Independencia de USA (1776), el rey Bourbon Luis XVI se vio en la obligación de convocar a los Estados Generales para pedirles dinero, aunque llevaban sin reunirse desde el año 1614.

"Historia de Euskal Herria" -Lur-.

Ante la negativa de la nobleza y del clero a aceptar la reforma fiscal que les perjudicaba y que fue impulsada por el ministro de Estado Jacques Necker, queriendo Louis XVI fortalecer a los supuestos partidarios de la misma, duplicó la representación del Tercer Estamento, dando como motivo su mayor peso demográfico, error de cálculo que supuso su perdición. 

En mayo de 1789 estaban representados ante el rey todas las circunscripciones “provinciales” del reino, cada uno de los representantes convocados elaboraba un informe de quejas, peticiones y propuestas sobre el que debía pronunciarse el rey, previo examen de su contenido por el Consejo Real. 

En ésta reunión de Estados Generales se dieron cita 270 representantes nobiliarios, 291 del clero y 578 del Tercer Estamento o el pueblo llano, que en realidad estaba representado por los nuevos ricos de las ciudades que eran los que estaban más capacitados, lo que se llamará la burguesía.

En la pequeña localidad de Banka en la Baja Nabarra, fue el primer lugar en el que se interpretó el himno nacional de Francia por su autor Rouget de l’Isle, el 14 de julio de 1792. La cantó, de viva voz, su propio autor, el militar Claude Joseph Rouget de l’Isle, en el domicilio de su amigo Frédéric de Dietrich, un mineralogista francés y alcalde de Estrasburgo, había llegado a Banka para supervisar la actividad de la fundición de hierro, cuestión por la que gozaba la localidad de cierto prestigio (La Marsellesa se estrenó en Navarra (noticiasdenavarra.com)

El llamado Tercer Estamento, encabezado por una burguesía que contaba en número con los mismos representantes que la nobleza y el clero juntos por tanto, logró que la votación se hiciera “por cabezas” y no por Estamentos. 

El éxito de la operación hizo ver a la burguesía que su poder era grande y ese poder se transformó en una revolución popular cuyo éxtasis fue la "Toma de la Bastilla" por el pueblo, cárcel y polvorín que fue asaltada para conseguir armas, su toma estuvo relacionada con la miseria a la que la corona había sometido al pueblo francés en general y al parisino en particular ("si no tienen pan que coman pasteles-Brioche", frase que se atribuye a su reina María Antonieta desde su lujo y derroche: «Qu'ils mangent de la brioche»). 

El hambre llevó a la ciudadanía a la "Toma de la Bastilla", se produjo el 14 de julio de 1789, desde entonces día de la patria en Francia, tomando una nueva bandera, la tricolor actual, donde los colores vienen del escudo y bandera de Paris (azul y rojo) y en el centro el blanco de la monarquía, frente a la anterior bandera compuesta por la flor de lis de los Bourbones junto al el escudo de Nabarra (los únicos escudos presentes en el palacio de Versalles incluso actualmente).


El Tercer Estamento se transformó en la Asamblea Nacional en el frontón de Versalles donde se reunió para elaborar una Constitución, la cual tuvo que ser aprobada por el propio rey que aceptó también la nueva bandera y creó la Guardia Nacional, milicia urbana que convirtió en rehén al propio rey. En ese acto también se sustituyó el nombre de “rey de Francia y de Nabarra” anterior por el de “rey de los franceses”. La Asamblea Nacional firmó el 4 de agosto la supresión de los derechos feudales y la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”, con el lema “Libertad, Igualdad y fraternidad”. 

Se cambió la noción de vasallo por la de “súbdito o ciudadano”, pero no era aplicable a la mujeres. El 3 de septiembre se proclamó la primera Constitución Francesa, el régimen absolutista se transformó en monarquía parlamentaria que eliminó los Estamentos. Ese mismo verano de 1789, en toda Francia estalló en una rebelión campesina.


La diferenciación entre izquierda y derecha nació durante la Revolución Francesa, al sentarse a la derecha del presidente de la Asamblea los partidarios de la monarquía absoluta y a su izquierda los partidarios del régimen constitucional más o menos parlamentario. 

El tópico geográfico-parlamentario surgido en torno al problema del veto real, cristalizó y provocó la auto identificación de los parlamentarios en tales términos; la imagen hizo fortuna y se trasladó por la vía de la prensa y de los cuadros de los partidos a la sociedad civil (“Introducción a los partidos políticos” Manuel Martínez Sospedra).


En primera instancia no acudieron a los Estados Generales los representante de Baja Nabarra Zuberoa, Beárn y Bretaña, pero sí los de Lapurdi con los hermanos Garat de Ustaritz por el Tercer Estado (más un noble labortano y el cura de Ziburu por el clero). 

Los hermanos Garat eran abogados bien situados económicamente, el mayor en Bourdeos donde Dominique Joseph era parlamentario y en París el otro, Dominique, donde daba clases de literatura y filosofía y ejercía de periodista. Dominique Joseph llegó a ser Secretario General de la Asamblea (1790-1791), ministro de Justicia con Daton (1792-1793) y ministro del Interior (1793). 

Población europea en 1789 donde se ve el gran peso que tenía entonces Francia


Sí se reunieron sin embargo las Asambleas de cada territorio con sus tres estamentos con el objeto de redactar los cuadernos de quejas y agravios, donde en el caso de Zuberoa y Lapurdi además pedían la recuperación en su integridad de sus Fueros. Aunque la autonomía de Lapurdi había sido mermada anteriormente por Luis XIV en 1660 en la matxinada contra la imposición del “balie” (equivalente al virrey o corregidor en Castilla-España) e integrada en la “Guyenne et Gascogne” y en el año 1730 Zuberoa perdió el Silviet (equivalente a la Junta General y a la Corte de Justicia).

La Revolución Francesa fue el punto de inflexión más importante para la pérdida de la autonomía de Lapurdi y Zuberoa, ya que fue un primer intento de centralizar el Estado francés, pese a la denodada defensa que en la Asamblea Nacional hicieron los hermanos Garat de los Fueros.

Estados Generales de Versalles mayo 1789

Los bajos nabarros decidieron no participar en Versalles en los Estados Generales del reino francés por ser reino o Estado a parte y alegando por tanto soberanía propia y su independencia. 

Estimaban que su presencia sería “un acto de adhesión a los derechos de la Asamblea Nacional, como una renuncia de Nabarra a su Constitución (Fueros), a su independencia…”. 

Para los nabarros los principios de la Revolución Francesa, como eran la soberanía nacional y el voto del impuesto por los representantes de la nación, ya figuraban desde antiguo en sus Fueros, por lo que consideraban la Revolución Francesa como una “revolución extranjera”.


Las Cortes reunidas en la iglesia de San Pablo de Saint-Palais (Donapaleu, antes de romanzarle el nombre se llamada Iribarren) acordaron que: “La nación francesa puede llegar a darse una Constitución bastante prudente o juiciosa para que Nabarra piense un día renunciar a los suyo y unirse a Francia, pero mientras ese día llega, no hará el sacrificio de su propia Constitución que asegura su reposo y su libertad”.

En Julio de 1789 los Estados Generales de Nabarra (similar a las Cortes) se dirigieron a Luis XVI de la siguiente manera a través del síndico de la embajada de baja nabarra en París, el Sr. Polverel: 

"Vuestra Majestad ha declarado solemnemente que quería devolver a sus súbditos el ejercicio de todos sus derechos: los de Nabarra no son dudosos; ni equívocos. Están fundados sobre el título que ha dado los reyes a Nabarra...esto no es ni una Constitución nueva, ni nuevos derechos que los Estados de Nabarra piden a Vuestra Majestad. Por muy pobres que ellos sean, vuestros pueblos de Nabarra no tienen necesidad para ser felices más que ser lo que ellos han sido durante más de mil años (….), no queda a los nabarros más que constituirse en República independiente”.


Sí se escribió un cuaderno de agravios a presentar ante el rey, donde Nabarra quería recuperar la moneda propia, el restablecimiento de la chancillería, la prohibición de ejercer función alguna en Nabarra al intendente o baile y a sus subdelegados, la anulación del tratado de límites de 1785 entre Alta y Baja Nabarra, el reconocimiento del franco alodio etc. Es decir, se quería volver a la situación anterior al Edicto de Unión de 1620 de Louis XIII.

El historiador Xabier Irujo tradujo el discurso de Polverel. Según Irujo, el síndico se extendió ante la Asamblea de París en torno a veinte principios o argumentos principales:

1.- Nabarra es una nación libre y soberana.

2.- Solo la nación es soberana y sus derechos están condensados en las leyes fundamentales del Reino (los Fueros).

3.- El Reino de Nabarra no fue fundado ni por conquistadores extranjeros ni mediante la usurpación de la soberanía. Los nabarros siempre han sido un pueblo soberano y libre.

4.- El Reino de Nabarra es un estado independiente desde hace mil años.

5.- El Reino de Nabarra es un estado dividido en dos por conquista.

6.- A pesar de ello, Nabarra nunca ha perdido su independencia y no forma ni ha formado parte de los reinos de Castilla o de Francia.

7.- Sus reyes no responden al título de Reyes de Castilla o Reyes de Francia.

8.- Las armas del Reino de Nabarra se deben utilizar en los sellos, en la moneda y en cualquier otro documento público del Reino (el pueblo que acuña su propia moneda es soberano).

9.- Los nabarros no son ni franceses ni castellanos.

10.- La soberanía del Reino de Nabarra reside en la nación, representada por su parlamento, las Cortes o Estados Generales de Nabarra. En virtud de la Memoria, los Estados Generales eran los únicos, verdaderos y legítimos representantes de la nación.

11.- El rey es solo el administrador de los bienes de los dominios del Reino, que pertenecen a la nación y por tanto no están sujetos a ningún mal fuero ni a dominio señorial o feudal.

12.- En consecuencia, ni el rey ni ninguna potencia extranjera tiene derecho a enajenar, unir o regalar en todo o en parte, las propiedades y el territorio del Reino.

13.- Por todo ello, cualquier cambio constitucional o dinástico en el Reino de Nabarra tiene que ser propuesto, discutido y aprobado por las Cortes de Nabarra.

14.- Las Cortes de Nabarra ni pueden ni deben enviar sus representantes a la Asamblea Nacional porque es el cuerpo legislativo de un país extranjero.

15.- Nabarra no necesita una constitución porque ya tiene la suya: los fueros.

16.- Los nabarros tienen derecho a la identidad y a la felicidad y solo sus leyes garantizan su bienestar. En virtud del Cuaderno de los Agravios presentados al Rey compilado por Sorhouet, Polverel explica que “Nabarra desea ser independiente y preservar su constitución” porque al amparo de estas leyes el pueblo vivía bien y sus derechos, libertades y franquezas civiles y políticas, pero también económicas y culturales, estaban aseguradas.

17.- Durante mil años los nabarros han vivido bajo el imperio de la ley y al amparo de la tiranía.

18.- Los Estados Generales de Nabarra no debían sacrificar la constitución de su país “cuando Francia no tenía nada que ofrecerles a cambio”.

19.- La lengua de los nabarros es el euskara.

20.- Un estado que persigue la felicidad y el bienestar de sus súbditos no debería atentar contra las instituciones de ningún otro estado.


El primer Boubon en reinar, fue Enrique III de Nabarra, que después fue coronado como rey de Francia como Enrique IV, pero los reinos quedaban del todo separados: https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/02/el-edicto-unilateral-de-1620-aitzol.html

En otro trabajo anterior Polverel identifica el origen de Nabarra con la población vascona, sin los reparos ni controversias que hoy nos enredan. En todo caso, como puede apreciarse, su nación no se sostiene en la raza, ni en rasgos étnicos, aristocráticos o discriminatorios. Al contrario, estamos ante una nación de carácter cívico, basada en leyes, constituciones, derechos universales, soberanía nacional y bienestar colectivo.

Polverel escribió uno de los mejores capítulos de nuestra cultura política, en plena Revolución Francesa, uno de los episodios más célebres y transcendentes de la historia de la Humanidad. Y sin embargo lo desconocemos; nos lo han escamoteado; somos el pueblo del olvido, incapaz de entender el valor de la cultura, de la memoria, de ese patrimonio etéreo e inmaterial que nos une.

En un apartado de su alegato Polverel afirmaba que si el rey no respondía a los requerimientos y obligaciones de los nabarros lo suyo sería proclamar la república nabarra. Hay cosas que no envejecen. Era la época de la Revolución Francesa, pero con los tiempos que corren hoy deberíamos decir lo mismo (“Protocolos sobre la independencia del reino de Navarra y sus relaciones con Francia” Xabier Irujo (Nabarralde, 2020).


Cuando Louis XVI y su mujer María Antonieta intentaron huir de Paris, su carruaje fue detenido y los reyes de Francia fueron condenados a la guillotina. 

Marie Antoinette
 Maria Antonia Josepha Johanna von Habsburg-Lothringen, 
(cuadro François Flameng)


Fue precisamente Dominique Joseph Garat quien leyó a Luis XVI la sentencia de muerte al que fue condenado el “ciudadano Capeto”, pese a no estar conforme con la misma. Siguió Dominique Joseph sirviendo a Francia en la Asamblea de ancianos y le otorgará Napoléon I Bonaparte en 1808 el título nobiliario de “comte de l'Empire” (conde del Imperio), por tanto, al final de su vida se pasó al bando de nobles dejando el Tercer Estamento de la burguesía.


Nueva Fenicia según Joseph Garat, con Bizkaia hasta Laredo
Garat a Napoleón Bonaparte:
"Permitidme, ciudadano Primer Cónsul, que os hable un instante de mis vascos: siguen siendo lo que eran hace cuatro o cinco mil años. Mientras a su alrededor todo ha cambiado tantas veces por las conquistas, las leyes, las artes, ellos han permanecido siendo los mismos. La religión cristiana misma, que tiene gran ascendiente entre ellos, les da una fe nueva sin darles un nuevo carácter (…). Bien sea que el progreso de la civilización haya corrompido los pueblos o los haya perfeccionado, los vascos no han tomado parte (en él), ni para bien ni para mal. Ellos han perdido poco y no han adquirido nada. La Revolución francesa ha pasado por encima de ellos como un gran fenómeno en el que no han entendido gran cosa, y que les ha dejado como antes (...)
Roma, que habla a menudo de los vascos, no osa de incluirles entre las naciones que han sucumbido a sus cadenas. En torno a ellos los pueblos han cambiado veinte veces de lengua, de costumbres y de leyes; (pero los vascos) muestran todavía su carácter, obedecen todavía a sus leyes, hablan todavía una lengua que tenían hace 3000 años. Entre ellos, todo resiste a los siglos, y se diría que, tras sus montañas, han encontrado un asilo contra el tiempo, así como contra los conquistadores y sus opresores (...)
Los vascos españoles y los vascos franceses se creen todos nobles, lo declaran en sus costumbres, en sus leyes (…) Lo que hace este hecho asombroso es el acuerdo, la unanimidad de todos los individuos de las seis o siete provincias en la misma pretensión (…).
Y lo que los hace aún más asombroso es que las ideas de nobleza las conservan hasta en los trabajos más rudos".

Es conocida su propuesta a Napoleón de crear un nuevo Estado vasco unificado de nombre Nueva Fenicia pero con la bandera de Nabarra como escudo (https://lehoinabarra.blogspot.com.es/2014/08/napoleon-y-el-estado-vasco.html). Esta reordenación quedó escrita en su inédito” Recherches sur le Peuple Primitif de l'Espagne, sur les révolutions de cette Peninsule, sur les Basques Espagnols et Français” de 1811.

Parlamento de Nabarra y el Bearne, 
castillo de los reyes de Nabarra (Pau).
Ion Gaztañaga: "Para Dominique Garat la unión con Bearn representaría el fin de las libertades y costumbres vascas, de la tradición de la libertad que representaba el Biltzar y en su correspondencia con el comité lo dejó claro:
«Es un hecho aceptado en todas las regiones francófonas y gascones que nos rodean que es imposible aprender vasco si no vives con los habitantes de esta provincia desde una edad muy temprana»
Añadía que si los vascos y los bearneses se vieran forzados a esta unión no habría entendimiento entre ellos: «Se terminarán separando como los hombres de la Torre de Babel».
También harían uso de argumentos sociales para presionar a los diputados pues hacían saber que los vascos eran pobres y debían labrar su propia tierra. Como consecuencia, sería «muy difícil encontrar familias que pudieran proveer hombres para la Asamblea Nacional. Si los vascos y los bearneses son forzados a la unión, entonces el Bearn nominará todos los diputados y el País Vasco se quedará sin ninguno». Cuando el comité decidió contra estos argumentos Garat adoptó una postura más dura, convencido de que las identidades provinciales de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Beherea y Bearn se perdería en el «desierto de Aquitania»:
«Sólo me queda realizar un último servicio (…), prescrito por mis constituyentes, por mi razón y por mi conciencia, nada en el mundo podría hacer que lo olvidara. En una decisión unánime, mi provincia registra su más enérgica protesta»"


Las tradicionales “provincias” (condados, vizcondados, baronías etc.), vistas como parte del sistema feudal, desaparecieron para dar lugar a circunscripciones nuevas llamadas “departamentos”. 

Gregorio Monreal Iza en Iura Vasconiae nº8 (2011) "Los Fueros vascos en la Constitución de Bayona":

 “La Revolución de 1789 trajo en primer lugar la abolición de las instituciones de los territorios vascos de Francia. De nada sirvió el forcejeo por retenerlas, especialmente significativo en lo que toca al Reino de Navarra de Ultrapuertos, que entendió que no debía ser convocada a los Estados generales por ser un corp de nation distinto. Tras la noche crucial de 4 de agosto de 1789 y el artículo 10 del Decreto, los vascos de Francia ni tan siquiera consiguieron ver cumplida su aspiración a integrarse en un distrito único dentro de la posterior organización del Estado en Departamentos”.

Se creó el Departamento de Basses Pyrénées que además de la Baja Nabarra y el Bearne incluía las comarcas de Lapurdi y Zuberoa pese a que los hermanos Garat se oponían y querían la unión de sólo las tres comarcas euskaldunas por lo que fueron fuertemente abucheados. 

Al principio el departamento se dividió en tres distritos vasco-nabarros (Uztaritze, Donapaleu y Maule) y tres bearneses (Pau, Oloron y Orthez), pero la eliminación del distrito de Donapaleu en 1800 supuso la desaparición definitiva de la Baja Nabarra como entidad jurídica en Francia. 


En el mapa de Louis Lucien Bonaparte de 1863 sobre los dialectos del euskera, podemos comprobar como son sólo dos distritos (Baiona y Maule) los que abarcan a la población euskaldun, la cual es notable también en muchas poblaciones bearnesas como Eskiula y los colindantes valles de Josbaig y Baretos.

Dominique Joseph Garat: “Es un hecho aceptado en todas las regiones francófonas y gascones que nos rodean que es imposible aprender vasco si no vives con los habitantes de esta provincia desde una edad muy temprana (…). En una decisión unánime, mi provincia registra su más enérgica protesta”.


La Revolución Francesa fue un punto de inflexión en la política europea que trajo el ascenso de la burguesía de las grandes ciudades al poder frente a la nobleza. Aunque todo se vistió como la forma altruista de hacer llegar las ideas ilustradas de “liberte, legalite y fraternite” a la masa social, lo que en realidad se consiguió fue crear nuevos Estados-nación dominados por una nueva pequeña élite social. 

Estos Estados-nación eran más fáciles de controlar que las “nación de naciones” o Estados imperiales, pues estaban cohesionados a la fuerza por una cultura, idioma (antes de la Revolución 1/3 de los franceses no hablaba francés), enseñanza, historia (hábilmente manipulada) y leyes comunes; para ello era necesario la eliminación, el etnocidio o nacionicidio, de las naciones que componían hasta entonces Europa como era la nabarra y que habían perdido su soberanía para crear otras nuevas, como la francesa y la española. En Francia, además de los nombres de pila, sólo dos cosas se escriben en mayúscula: Dios y Estado.

ANEXO I

LA EXTERMINACIÓN DE LOS VASCOS POR LOS REVOLUCIONARIOS FRANCESES



"Vinieron de las autoridades «patrióticas» emplazadas en la comuna de Chauvin-Dragon (nombre revolucionario de San Juan de Luz): Consejo general de la comuna, Comité de vigilancia, Comisarios de la Sociedad Revolucionaria. El 25 de noviembre de 1793, la asamblea así formada votó una moción atacando duramente a los habitantes de Sare: «Considerando que la comuna de Sare ha manifestado constantemente el odio más marcado contra la Revolución, que esta comunidad está habitada por aristócratas… (sic).

Ordena que los representantes del pueblo ante el ejército de los Pirineos Occidentales, serán invitados a hacer evacuar en el menor tiempo posible a toda la comuna de Sare enviando a los labradores a los departamentos del Lot y del Lot-et-Garonne, a los marinos y a los carpinteros de los barcos y astilleros de la República y a los artesanos a las comunas de Auch y Condom, dejando a los ancianos y a los enfermos de ambos sexos así como a los niños fuera de la edad de trabajar, en casas nacionales de algunos departamentos alejados; hacer vender los granos de la comuna de Sare a la de Chauvib-Dragon, el heno y la paja a los funcionarios de las armas de la República, las bestias en las ferias y en los mercados vecinos…»
 
Otros temas de descontento para los «patriotas» franceses de la época: los sacerdotes de Sare habían rehusado en su totalidad a prestar el juramento previsto por la Constitución Civil del Clero; además, los habitantes de esta comuna no habían opuesto prácticamente ninguna resistencia al avance de los ejércitos es- pañoles el 30 de abril de 1793.
 
Ya el representante del pueblo (diputado que la Convención enviaba junto con los ejércitos o el correo a los departamentos) Pinet había suprimido, el 27 de enero de 1794 el cantón del que Sare era capital. La Palombiere (nombre «revolucionario» de Sare) fue incorporado al cantón de Saint Pee. Pero la deserción en la noche del 19 al 20 de febrero de 1794 de 47 soldados voluntarios vascos de la comuna de Itxassou, enrolados por los emisarios del marqués de Saint Simon, al servicio de Carlos IV, rey de España, fue la gota de agua que hizo desbordar el vaso.
 
Cinco días más tarde, los tres representantes del pueblo de Monestier (del Puy de Do me), Pinet y Cavaignac dirigían una carta al Comité de Salvación Pública en la que las poblaciones vascas eran denunciadas con una violencia inaudita: «Usted está informado desde hace mucho tiempo de que una gran parte del país que se llamaba antes País Vasco y principalmente la parte próxima a las fronteras españolas, está habitada por hombres a quienes la superstición, el fanatismo y el amor al oro han vendido al español… 

Este país está tan gangrenado que no se puede esperar de él ningún progreso para el espíritu público mientras dure la generación presente; sólo el terror, sólo castigos terribles pueden contener a estos hombres monárquicos en el corazón y españoles por fanatismo y por interés. Sus corazones están cerrados al amor de la patria y a los principios republicanos… Este país vasco que debería ser purificado como la Vendée, por el hierro y el fuego…
 
Esta orden había sido precedida por otras del 22 de febrero de 1794 dada por los mismos Pinet y Cavaignac que decidía la persecución de los padres de los soldados desertores y la confiscación de sus bienes.

El preámbulo de la orden del 3 de marzo de 1794 indicaba que era necesario «… tomar sobre la marcha una medida tan rigurosa que haga correr la sangre de los traidores en el mismo instante… hacer caer sobre las cabezas culpables el rayo nacional… llevar el espanto, el terror y el miedo a los hombres que detestan a su patria.. encadenarlos como bestias feroces».


El artículo 1 estipulaba:
«Los habitantes de las comunas infames de Sare, de Itxassou y de Ascain serán sacados de sus domicilios y conducidos a departamentos interiores a una distancia de al menos 20 leguas de las fronteras. Lo mismo se hará con todos aquellos cuyos domicilios útiles no estén situados a más de una legua de la frontera en el intervalo que separa las comunas de Ascain y de Ainhoa».
Los habitantes de estas comunas eran calificadas de «monstruos indignos de ser franceses».

El artículo 2 añadía:
«Los habitantes de las comunas de Espelette, de Ainhoa y de Souraide sobre los que recaiga la más ligera sospecha de odio por la Revolución o de amor por los españoles serán so- metidos, con sus familias, a la misma pena…».

Finalmente, esta orden confiscaba todos los bienes muebles e inmuebles de los deportados y nombraba una comisión extraordinaria para juzgar los delitos contrarrevolucionarios.

La ejecución de esta orden fue inmediata: las autoridades «revolucionarias» del distrito de Ustaritz, con fuerte escolta, se rindieron a Sare y encerraron prácticamente a todos los habitantes – 2.400- en la iglesia; se les condujo en carretas a Saint-Pee, San Juan de Luz y a Ciboure.

Hubo también arrestos en Ascain, Biriatou, Itxassou, Cambo, Espelette, Ainhoa, Sourai- de, Larressore, Macaye, Mendionde y Lou- hossoa.

En total se llenaron más de 150 carretas tiradas por bueyes. A todos estos desgraciados se les encerró en las iglesias sin culto de la región de Bayona.

Pero esta era sólo una primera etapa. No se tardó en repartirlos por las iglesias del sur del departamento de las Landas: Dax, Saubion, Thil, Saint Geours-de-Maremne, Saint-Lon, Saint-Andre de Seignanx, Soustons, Saint-Vicent-de-Tyrosse donde se contarán 300 mujeres en la iglesia.

El número de las víctimas de este internamiento -muertos de frío, de hambre o de enfermedad- no es fácil conocer con un incendio en los archivos departamentales de los Bajos Pirineos en Pau el 21 de noviembre de 1908 destruyó prácticamente toda la serie L (la serie revolucionaria). Quedaría, sin embargo, por investigar en los departamentos limítrofes y próximos. Pero este trabajo no se ha realizado hasta ahora y se hace difícil por el número muy elevado de comunas que habría que visitar.


Generalmente se estima, sin embargo, que más de 3.000 personas fueron así arrancados de sus hogares y deportadas y que de ellos murieron aproximadamente de 1600 a 1700.

La Orden del 24 de mayo de 1794 (5 del Prerial año II) organizó el internamiento de los vascos.

Pinet y Cavaignac escribían en el preámbulo a propósito de los deportados: «Es en gran parte a la ignorancia en la que les han tenido los sacerdotes a la que hay que atribuir sus delitos», revelando así el papel jugado en este episodio trágico el carácter anticatólicos de los «revolucionarios».

El artículo 1 de esta Orden estipulaba que el distrito de Ustaritz haría levantar sobre la marcha la tabla general de los detenidos. Luego, la distribución se haría a razón de 20% en el departamento de Lot, 16,66% en el departamento de Lot-et-Garonne, el 20% en el departamento de Gers, 16,66% en el de las Landas, el 13,33% en los Bajos Pirineos y otro 13,33% en los Altos Pirineos.

En los Bajos y Altos Pirineos, los detenidos serán instalados a 10 leguas (40 kilómetros) por lo menos de la frontera para evitar su emigración. Cada municipalidad estaba obligada a proveerles de alojamiento y subsistencia; todos «tanto hombres como mujeres y niños» serán ocupados en trabajos públicos y particulares. El artículo 10 prohibía a los deportados dejar la comuna que les había sido asignada bajo ningún pretexto, bajo pena de seis años de cadenas para los hombres, seis años de prisión para las mujeres y para todos, como castigo previo, una exposición de una hora durante tres días sobre el patíbulo a la vista del pueblo».


El 9 de Thermidor año II (27 de julio de 1794) marcará con la caída de Robespierre, el fin del régimen del Terror.

El alcalde de Sare, Martin Dithurbide, y  33 de sus administrados dirigieron al representante Monestier (de la Lozere) una conmovedora carta en la que describían las torturas y los sufrimientos padecidos durante los 200 días de su deportación y denunciando «al principal agente de la tiranía en nuestras comarcas», Daguerressar, agente nacional del distrito de Ustaritz y originario de Mouguerre.

Fortaleza de Baiona
 
El 16 de febrero de 1795, el representante Monestier (de la Lozere) confirmó las órdenes precedentes: a todos los habitantes del distrito de Ustaritz les debían ser reintegrados sus bienes; todos los funcionarios encargados del secuestro y de la venta debían dar cuentas de sus operaciones y los dilapidadores debían ser denunciados ante los tribunales.
 
El 25 de octubre de 1795, víspera de la disolución de la Convención, fue votada una amnistías general salvo para los emigrados y los sacerdotes refractarios: así fueron salvados y liberados de toda inquietud los responsables y autores de la deportación de los vascos".